LA EUTANASIA: DERECHO U HOMICIDIO
- by: Bertha Arias
- 6 mar 2018
- 5 Min. de lectura

Por estos días los señores padres de la patria han decidió autorizar una ley según ellos sobre el derecho a MORIR DIGNAMENTE dándole ese derecho a los niños, jamás en mi vida había pensado tal hecho fehaciente y menos viviendo de aquellos que dicen proteger los derechos de los Colombianos, que empiezan por violar el “ARTICULO 11. El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte.” Pero eso pasa en un país donde se han perdido los valores, donde personas que no son PROVIDA quieren a todo lo que es incorrecto hacerlo ver correcto y eso es lo que está arruinando nuestra sociedad, Soy paciente diagnosticada desde hace 16 años de los 18 que llevo batallando con una enfermedad incurable, progresiva, debilitante, degenerativa, incapacitante y extremadamente dolorosa al punto que LOS ABRAZOS DUELEN, para dar un ejemplo, en Colombia no pasamos de los 20 pacientes diagnosticados con este SINDROME DE SUDECK, sin embargo a pesar de las difíciles batallas que he tenido que lidiar durante estos años, en los que he perdido las fuerzas, el ánimo e incluso he sentido momentos de miedo porque siento que mi cuerpo no da más y que mis fuerzas se acaban, he sentido el abrazo de Dios y nunca he pensado en la posibilidad de acabar con mi vida. No tengo ese derecho como Católica seguidora de la doctrina de Cristo un Dios Vivo que nos restaura, nos anima nos perdona nos ama no concibo como estas personas que no tienen ni idea lo que es padecer una enfermedad intratable y más en un país como Colombia donde la salud ha sido judicializada , se tomen el atrevimiento de decidir lo que para ellos es correcto, todos los seres humanos tenemos derecho a la vida, al amor de Dios y aun en la enfermedad y en esos momentos de dolor y sufrimiento he podido comprobar su amor, la Eutanasia no es el camino no es la solución a un problema del estado, eso es discriminación porque quiere decir que los niños y niñas y las personas en cualquier edad que no estén con sus facultades físicas completas o padeciendo una enfermedad incurable e intratable somos un estorbo para la sociedad y hay que darles el derecho a querer morir según ellos dignamente, cuando sabemos que en el fondo lo único que miran es el costo de estas enfermedades para el estado y no al ser humano en sí.
No podemos ver al paciente terminal o intratable medicamente como un estorbo y simplemente sugerirle que puede terminar con ese dolor, solo Dios tiene el derecho de dar o quitar la vida y nuestro presente es corto en esta vida, es por ello que debemos sentir este proceso de dolor y sufrimiento como un tiempo para purificarnos, encontrarnos con Dios, darnos la oportunidad de conocerlo, de perdonar y ser perdonados de sanar en el alma, el espíritu y el corazón, puede que nuestro cuerpo siga deteriorándose pero lo que vale es saber actuar en esta vida que es pasajera para cuando estemos en los brazos de Jesús en su reino podamos disfrutarlo de corazón y en vida eterna, no podemos condenarnos solo por el hecho de acabar con un dolor que a la hora de la verdad es pasajero, pues que son aquí cierta cantidad de años si la vida eterna es el premio a tanto sufrimiento. Los pacientes tenemos derechos y por si se les ha olvidado aquí les dejo una lista de los derechos que tenemos los pacientes aun moribundos, El derecho a una muerte digna incluye: 1.El derecho a no sufrir inútilmente.
2. El derecho a que se respete la libertad de su conciencia.
3. El derecho a conocer la verdad de su situación.
4. El derecho a decidir sobre sí mismo y sobre las intervenciones a que se le haya de someter.
5. El derecho a mantener un diálogo confiado con los médicos, familiares, amigos y sucesores o compañeros en el trabajo.
6. El derecho a recibir asistencia espiritual.

Como paciente no estoy de acuerdo con el decreto del congreso de autorizar la EUTANACIA a niños ni a adultos, la vida solo le pertenece a Dios y ahí es donde como hombres pecamos queremos ser iguales a él, tener el mismo derecho y poder que él tiene sobre la vida o la muerte, Así, se presenta de nuevo la tentación del Edén: ser como Dios “conocedores del bien y del mal” (Gn 3,5). Sin embargo, sólo Dios tienen el poder sobre el morir y el vivir: “Yo doy la muerte y doy la vida” (Dt 32, 39; cf. 2R 5,7; 1S 2,6).
Pero creo que es más grave cuando la idea de la eutanasia sale de quienes se suponen lo aman a uno como paciente, los familiares, la enfermedad hace parte de la vida del ser humano al igual que la muerte y solo Dios decide cuándo y a qué horas es el momento de partir a su encuentro, como pacientes de fe; y seguros de que Dios en su infinita misericordia siempre está a nuestro lado, nos perdona y nos recibe con los brazos abiertos, debemos tomar la enfermedad como ese periodo se purificación, de sanación espiritual para estar preparados en el momento de ser llamados por Dios, nadie absolutamente nadie tiene el derecho de quitarle la vida a nadie, eso es homicidio o asesinato llamado de otra manera más moderna EUTANASIA, la enfermedad me permite acercarme a Dios y a su hijo amado, soportar la cruz junto a él es la mejor manera de llevar una enfermedad, cuando nos dejamos llenar de su misericordia la enfermedad o la cruz que estamos llevando es más ligera, solo con la oración y el acompañamiento de aquellos que nos aman y oran por nosotros es más fácil sobrellevar la enfermedad.
Soy fiel testimonio de eso de soportar batallas muy duras, donde mis fuerzas se debilitan, donde mi cuerpo ya no resiste y el dolor sobrepasa mi capacidad de aguante pero siempre aferrada a la cruz y de la mano de Jesús misericordioso he podido seguir adelante, soportar esa prueba tan difícil y dar ejemplo de perseverancia, confianza y fe en mi creador a todos aquellos que me rodean y ven en mi la fortaleza que Jesús pone en mi para superar cada dificultad o quebranto de salud.
La encíclica Evangelium vitae del Papa Juan Pablo II, 25 de marzo de 1995. ¿Qué dice exactamente la encíclica Evangelium Vitae sobre la eutanasia? La encíclica afirma que "la eutanasia es una grave violación de la ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de la persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio" (n. 65).
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